
Cómo hacer para que mi hijo confíe en mí
La confianza, el pilar invisible de la crianza
Construir una relación de confianza con nuestro hijo hará que pueda desarrollarse de forma saludable a todos los niveles. Podría decirse que, una relación de confianza con nuestro hijo, es un poco como la trama sobre la que se irá tejiendo todo lo demás… y que le permitirá alcanzar a nuestro hijo su máximo potencial como ser humano.
¿Qué es la confianza?
Algunos podemos considerar que nuestro hijo confía en nosotros si, de niño, nos cuenta lo que le ha pasado en el cole o sí, ya adolescente, nos dice con quién está saliendo. Pero eso es solo la punta del iceberg, porque la confianza es mucho más que eso.
Podríamos definir la confianza como el ambiente emocional que permite que un niño se sienta seguro para llorar, expresar sus miedos o sus enfados… y, aún así, saberse aceptado y querido. Cuando un niño siente que puede confiar en sus padres, entonces es capaz de salir a explorar el mundo, de decir lo que siente y lo que piensa… o de pedir ayuda cuando la necesita.
Por el contrario, la falta de confianza deja a los niños en estado de alerta e inseguridad total. Dudan de que sus emociones y opiniones sean válidas; temen constantemente ser reprendidos por algo que hayan podido sentir, decir o hacer. En un ambiente así, el niño se siente solo y desconectado de las personas que forman su círculo familiar más cercano; su supuesto “círculo de confianza”.
La escucha: validar las emociones y el llanto
Uno de los regalos más grandes que podemos hacerle a nuestro hijo es que sienta que sus emociones más difíciles son aceptadas: uno puede estar triste, enfadarse o asustarse y está bien porque es algo que forma parte de la vida. No hay mayor muestra de amor que escuchar y acompañar sin juicio en esos momentos a nuestro hijo. Es la base de la aceptación incondicional.
Al validar el llanto, estamos dejando que nuestro hijo sane, de forma natural, cualquier contrariedad, sea grande o pequeña: el dolor se disuelve en las lágrimas y ayuda a que el cuerpo vuelva a su estado de homeostasis natural, mientras que el no poder llorar causa tensión y sufrimiento.
Tendremos que respetar y acompañar el llanto para que nuestro hijo pueda, precisamente, procesar las emociones difíciles. No vale evitar, distraer o pararlo si queremos que nuestro hijo cultive esa capacidad de llorar que, con los años, desaparece por la presión social haciendo que los adultos estemos cada vez más tensos y estresados.
La previsibilidad: clave para que nuestro hijo se sienta seguro
Uno de los pilares para construir una relación de confianza con nuestro hijo es la previsibilidad. Que sepa qué esperar de nosotros y qué esperamos nosotros de él.
Hay que avisar a nuestro hijo para que se vaya preparando mentalmente. Las transiciones no son fáciles para nadie y menos para un menor. Un “Nos vamos dentro de 5min” ayuda a que el niño quiera colaborar porque está más preparado para ello y siente que es tenido en cuenta.
Cumplir con nuestra palabra y contar la verdad
Si le hemos dicho a nuestro hijo que nos íbamos en 5min, nos tenemos que ir; si le decimos que va a tener que recoger, nos tenemos que asegurar que lo haga, por mucho que no le guste. Si no, por muy previsibles que seamos para él, no confiará en lo que le decimos. En este sentido, cumplir con nuestra palabra es fundamental.
Cumplir con nuestra palabra y contarle la verdad a nuestro hijo van de la mano. Si estás en el parque y toca volverse a casa pero tu hijo no quiere, no le puedes decir “Yo me voy y tú te quedas aquí solo” porque nadie en su sano juicio haría eso y por lo tanto, realmente, no vas a cumplir con tu palabra. En un caso así, nosotros, principales modelos de nuestros hijos, estaríamos utilizando la mentira como forma de manipulación. Pero además, si esto se repite de manera regular, nuestro hijo podría dejar de creer en nuestra palabra (por otra parte, si le decimos a nuestro hijo que le vamos a dejar solo, corremos el riesgo de despertar en él el miedo al abandono con lo que implica a nivel psicológico y emocional).
Qué de ejemplos, socialmente aceptados: “Si te portas mal, Los Reyes no te van a traer nada”; [cuando van a pinchar al niño en el médico] “No te va a doler”; “Si cuentas mentiras, te va a crecer la nariz”…
Separarse de nuestro hijo sin dañar su confianza
Las situaciones de separación pueden parecer más difíciles de gestionar pero, si sabemos que el niño estará en buenas manos, deberíamos de actuar de la misma manera, es decir: avisando previamente al niño y cumpliendo con nuestra palabra.
Por ejemplo: nuestro hijo de 2 años se tiene que quedar con los abuelos. Él lo sabe, aunque no quiere. A la hora de dejarle con ellos, se pone a llorar – cosa normal y totalmente saludable. Si en ese momento nosotros decidimos quedarnos con él en vez de cumplir con lo que le hemos dicho, el llanto de desahogo del niño puede convertirse en llanto de manipulación. Es decir, el niño podría utilizar su llanto para manejar las situaciones, dándole de esta manera el poder de tomar ciertas decisiones que no le corresponden por su edad y estado madurativo.
Cómo aprender de los errores
A veces, sin darnos cuenta, cometemos errores que erosionan esa anhelada confianza con nuestro hijo. Es algo que nos pasa a todos. Y que nos seguirá pasando.
Un primer paso hacia una crianza más respetuosa es ir dándonos cuenta de estos errores para poder ir cambiando y ofrecerle a nuestro hijo la mejor versión de nosotros mismos.
Un segundo paso es aceptar que cometemos errores porque forma parte de nuestra naturaleza. Que cuanto más compasivos seamos con nosotros mismos, menos sentimiento de culpa habrá y más resilientes podremos ser. Y, teniendo en cuenta que somos los principales modelos a seguir de nuestro hijo, esto supone una enseñanza valiosísima para ellos.
Cómo reparar la confianza cuando se ha visto afectada
El hecho de responsabilizarnos de nuestros errores, pedir disculpas por el malestar que hayamos podido ocasionar e ir esforzándonos por mejorar le ayudarán a nuestro hijo a sentirse tenido en cuenta y le ofrecerán un importante modelo de responsabilidad y resiliencia a seguir.

Cómo hacer para que mi hijo confíe en mí
La confianza, el pilar invisible de la crianza
Construir una relación de confianza con nuestro hijo hará que pueda desarrollarse de forma saludable a todos los niveles. Podría decirse que, una relación de confianza con nuestro hijo, es un poco como la trama sobre la que se irá tejiendo todo lo demás… y que le permitirá alcanzar a nuestro hijo su máximo potencial como ser humano.
¿Qué es la confianza?
Algunos podemos considerar que nuestro hijo confía en nosotros si, de niño, nos cuenta lo que le ha pasado en el cole o sí, ya adolescente, nos dice con quién está saliendo. Pero eso es solo la punta del iceberg, porque la confianza es mucho más que eso.
Podríamos definir la confianza como el ambiente emocional que permite que un niño se sienta seguro para llorar, expresar sus miedos o sus enfados… y, aún así, saberse aceptado y querido. Cuando un niño siente que puede confiar en sus padres, entonces es capaz de salir a explorar el mundo, de decir lo que siente y lo que piensa… o de pedir ayuda cuando la necesita.
Por el contrario, la falta de confianza deja a los niños en estado de alerta e inseguridad total. Dudan de que sus emociones y opiniones sean válidas; temen constantemente ser reprendidos por algo que hayan podido sentir, decir o hacer. En un ambiente así, el niño se siente solo y desconectado de las personas que forman su círculo familiar más cercano; su supuesto “círculo de confianza”.
La escucha: validar las emociones y el llanto
Uno de los regalos más grandes que podemos hacerle a nuestro hijo es que sienta que sus emociones más difíciles son aceptadas: uno puede estar triste, enfadarse o asustarse y está bien porque es algo que forma parte de la vida. No hay mayor muestra de amor que escuchar y acompañar sin juicio en esos momentos a nuestro hijo. Es la base de la aceptación incondicional.
Al validar el llanto, estamos dejando que nuestro hijo sane, de forma natural, cualquier contrariedad, sea grande o pequeña: el dolor se disuelve en las lágrimas y ayuda a que el cuerpo vuelva a su estado de homeostasis natural, mientras que el no poder llorar causa tensión y sufrimiento.
Tendremos que respetar y acompañar el llanto para que nuestro hijo pueda, precisamente, procesar las emociones difíciles. No vale evitar, distraer o pararlo si queremos que nuestro hijo cultive esa capacidad de llorar que, con los años, desaparece por la presión social haciendo que los adultos estemos cada vez más tensos y estresados.
La previsibilidad: clave para que nuestro hijo se sienta seguro
Uno de los pilares para construir una relación de confianza con nuestro hijo es la previsibilidad. Que sepa qué esperar de nosotros y qué esperamos nosotros de él.
Hay que avisar a nuestro hijo para que se vaya preparando mentalmente. Las transiciones no son fáciles para nadie y menos para un menor. Un “Nos vamos dentro de 5min” ayuda a que el niño quiera colaborar porque está más preparado para ello y siente que es tenido en cuenta.
Cumplir con nuestra palabra y contar la verdad
Si le hemos dicho a nuestro hijo que nos íbamos en 5min, nos tenemos que ir; si le decimos que va a tener que recoger, nos tenemos que asegurar que lo haga, por mucho que no le guste. Si no, por muy previsibles que seamos para él, no confiará en lo que le decimos. En este sentido, cumplir con nuestra palabra es fundamental.
Cumplir con nuestra palabra y contarle la verdad a nuestro hijo van de la mano. Si estás en el parque y toca volverse a casa pero tu hijo no quiere, no le puedes decir “Yo me voy y tú te quedas aquí solo” porque nadie en su sano juicio haría eso y por lo tanto, realmente, no vas a cumplir con tu palabra. En un caso así, nosotros, principales modelos de nuestros hijos, estaríamos utilizando la mentira como forma de manipulación. Pero además, si esto se repite de manera regular, nuestro hijo podría dejar de creer en nuestra palabra (por otra parte, si le decimos a nuestro hijo que le vamos a dejar solo, corremos el riesgo de despertar en él el miedo al abandono con lo que implica a nivel psicológico y emocional).
Qué de ejemplos, socialmente aceptados: “Si te portas mal, Los Reyes no te van a traer nada”; [cuando van a pinchar al niño en el médico] “No te va a doler”; “Si cuentas mentiras, te va a crecer la nariz”…
Separarse de nuestro hijo sin dañar su confianza
Las situaciones de separación pueden parecer más difíciles de gestionar pero, si sabemos que el niño estará en buenas manos, deberíamos de actuar de la misma manera, es decir: avisando previamente al niño y cumpliendo con nuestra palabra.
Por ejemplo: nuestro hijo de 2 años se tiene que quedar con los abuelos. Él lo sabe, aunque no quiere. A la hora de dejarle con ellos, se pone a llorar – cosa normal y totalmente saludable. Si en ese momento nosotros decidimos quedarnos con él en vez de cumplir con lo que le hemos dicho, el llanto de desahogo del niño puede convertirse en llanto de manipulación. Es decir, el niño podría utilizar su llanto para manejar las situaciones, dándole de esta manera el poder de tomar ciertas decisiones que no le corresponden por su edad y estado madurativo.
Cómo aprender de los errores
A veces, sin darnos cuenta, cometemos errores que erosionan esa anhelada confianza con nuestro hijo. Es algo que nos pasa a todos. Y que nos seguirá pasando.
Un primer paso hacia una crianza más respetuosa es ir dándonos cuenta de estos errores para poder ir cambiando y ofrecerle a nuestro hijo la mejor versión de nosotros mismos.
Un segundo paso es aceptar que cometemos errores porque forma parte de nuestra naturaleza. Que cuanto más compasivos seamos con nosotros mismos, menos sentimiento de culpa habrá y más resilientes podremos ser. Y, teniendo en cuenta que somos los principales modelos a seguir de nuestro hijo, esto supone una enseñanza valiosísima para ellos.
Cómo reparar la confianza cuando se ha visto afectada
El hecho de responsabilizarnos de nuestros errores, pedir disculpas por el malestar que hayamos podido ocasionar e ir esforzándonos por mejorar le ayudarán a nuestro hijo a sentirse tenido en cuenta y le ofrecerán un importante modelo de responsabilidad y resiliencia a seguir.