
Infantil y Primaria en Alavida: Los ambientes preparados.
Alavida es un espacio educativo articulado a partir de lo que Mauricio y Rebeca Wild llamaban “ambientes preparados”: espacios cuidadosamente diseñados para cubrir las necesidades profundas y auténticas de la infancia. De allí, cada niño podrá tomar lo que necesite para poder nutrirse autónomamente y crecer, en el sentido más amplio.
La estructura temporal de los ambientes en Infantil, con sus horarios y rutinas, aportan regularidad, claridad y firmeza a los más pequeños, que no tienen consolidadas aún sus propias estructuras temporales. Así, si un niño echa de menos a su mamá y le dicen que “solo faltan el cuento y las canciones para irse a casa”, el niño sabe que queda poco tiempo para reencontrarse con su madre.
En primaria, al tener el alumnado las estructuras temporales ya consolidadas y poder anticipar lo va a pasar, puede organizar sus proyectos y actividades en torno a la agenda y los grupos de trabajo de forma autónoma y personal.
El espacio propone diversos rincones que atienden las necesidades y múltiples intereses de los niños. Son espacios que invitan a la acción y a la investigación y están pensados para que lo puedan usar los niños sin la ayuda de los adultos, fomentando así su autonomía.
Los materiales son atractivos para los niños; sencillos y bellos; siempre ricos en elementos no estructurados (no persiguen objetivos concretos) y estructurados (especialmente material Montessori); en ambos casos, siempre teniendo en cuenta la etapa evolutiva y los intereses de los niños.
Los adultos garantizan que el ambiente sea relajado y respetuoso: que las normas de cada rincón estén claras, que los niños sepan qué usos son aceptables en el rincón y cuáles no, cómo debe de ser recogido el espacio…
Las etapas de desarrollo.
En la etapa de infantil los niños están desarrollando los cimientos de su desarrollo, de ahí que sean unos años tan delicados e importantes. En esta etapa, recogerán información sensorial de su entorno a la vez que irán desarrollando habilidades motrices; desde los movimientos más básicos a otros más complejos. A través del juego y la imitación –sus mecanismos naturales de aprendizaje– irán absorbiendo el mundo que les rodea. Para que esto se haga de forma fluida y equilibrada, los niños han de sentir que el vínculo con los adultos que les acompañan es sólido e incondicional.
De la calidad de esta etapa (sensorial-motriz-afectiva) dependerá el adecuado desarrollo de la siguiente –de operaciones concretas, según la terminología de Piaget .

En primaria los niños entran en la etapa operativa, en la que necesitan experimentar con realidades concretas para entender cómo funciona el mundo: desde las leyes físicas newtonianas a las relaciones sociales. Para ello tendrán que experimentar, ver posibilidades y hacer hipótesis.
Podrán construirse unos pulmones para entender su funcionamiento o fabricarse un volcán para entender las reacciones químicas; irán al campo en las distintas estaciones del año para observar los cambios en la naturaleza, podrán jugar a juegos de estrategia –que son un éxito seguro en esta etapa– o decidir entre todos la organización del almuerzo escolar (se desayuna todos juntos y a una hora, por turnos, cada uno cuando tiene hambre, dentro del edificio, en el exterior…).

